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Érase una vez...

[Un día agotador]

[Un día agotador] Un día agotador. Eso fue ese día. Risas, gritos, saltos. Hubo de todo. ¡Y cualquier persona habría acabado de los nervios! Pero Ángel no. Ángel disfrutó tanto o más que Adrián.

Se levantaron temprano pues ambos sabían que el día era demasiado corto para todas esas cosas que querían hacer. Se vistieron y fueron a desayunar fuera, a esa cafetería que tanto le gusta a Adrián. Nunca solían desayunar fuera. Pero aquél día era especial: Era el primer sábado en mucho tiempo que Ángel descansaba y podía estar todo el día con su hijo.

Churros y chocolate. Eso pidieron. Ángel no podía evitar reírse al ver los churretes de chocolate que se le hacían alrededor de la boca. A Adrián le encantaban esos desayunos, y los disfrutaba lo más que podía porque sabía que no habría muchos días como ese.

Después del desayuno, se fueron al zoológico.

-¡Mira papá! Qué león más pequeño.
-Sí, es una cría. Pero esa cría podría contigo. –Se rió.
-¡No! Yo soy el niño más fuerte del mundo y nadie puede conmigo.

Adrián imitaba a Superman, Batman o a algún héroe suyo mientras decía que era el más fuerte del mundo.

Visitaron a los osos, a los tigres, a las panteras. Fueron al delfinario. ¡Qué de cosas sabían hacer los delfines! Adrián se quedó boquiabierto cuando vio aquél espectáculo.

Fueron a comer a un restaurante italiano que escogió Adrián. Aquél día, él era el rey y él decidía dónde iban. Hubo una pequeña guerra de bolitas de carne que había en los spaghettis que habían pedido. Las risas retumbaron por todo el restaurante.

La tarde fue algo más tranquila. Una película de dibujos, unas palomitas gigantes y al cine. Salieron del cine y fueron al jardín de su casa a jugar un poco con la pelota. Estuvieron más tiempo por el suelo haciéndose cosquillas que detrás de la pelota.

Al final del día, se dieron los dos una buena ducha. Acabaron rendidos. Pero para Ángel, mereció la pena estar tan cansado en ese momento. Cada segundo con su hijo era un regalo para él.

Ahora, viéndolo mientras dormía, agotado por el cansancio, se dio cuenta de lo que echaba de menos estar más tiempo con él.

8 comentarios

Marta -

Es cuando no tenemos algo o alguien, cuando más nos damos cuenta de la falta que provoca esa ausencia.

Genial la historia, pero me queda una duda, vieron una peli de dibujos (en casa?) y luego fueron al cine??

Besos!

Corazón... -

Que bonita imagen e historia :)

Ya le digo a mi hermana, disfruta del pequeño que pronto se hará mayor y no querrá más jugar contigo :)

Un besazo princesa, saludos!

;o)

Beu Ribe -

Qué padre tan cojonudo.
:*

4D4 -

En realidad yo se lo que es no pasar tiempo con tu padre... cuando no sabes lo que es, en realidad, no lo echas de menos... demasiado triste, pero cierto...

besos princesita

white -

Es cierto casi nunca se saca tiempo para retozar por la hierba con sus hijos y crecen tan rápido... Preiosas imágenes de risas y juegos. Saluditos

bita -

Si es que esos momentos con los peques son inolvidables...
Me ha encantado preciosa!!
Miles de besitos!

Dynaheir -

Princesa! Me alegro de que hayas vuelto. Te estaba esperando :) Te llamo el viernes o el sábado okis? Así me dices qué tal tus notas :p

Nimue y su kaos (he vuelto) -

Princesa!!!ains me encantan los nños....pero falta mucho hasta que me plantee tenerlos....jeje, que monos ese padre y ese hijo, estoy de vuelta en la blogosfera, solo me queda actualizar, un besazo muy grande guapa